El sábado pasado, aprovechando la tregua que dió la lluvia, salimos con las bicis de montaña a dar una vuelta por la zona sur de la cumbre. Por la pista que va desde el mirador del Llano de las Brujas hacia Fuencaliente, al llegar a la zona quemada, ya nos empezamos a dar cuenta de que esto iba en serio. El fuego es llamativo, violento, arrasa a su paso, pero los pinos canarios tienen la virtud de volver a brotar. Los pinos si, pero el sotobosque, la vegetación baja que hay por debajo de los pinos, no tiene esta facilidad por lo que la felicididad de las semanas anteriores, viendo los brotes en los árboles, empezó a disiparse rápidamente... cada vaguada se había convertido en una torrentera que al llegar al camino, al frenar este su velocidad, había depósitado una cantidad ingente de picón, tanto que dudo que los vehículos pudieran pasar. Atravesamos un trocido del sendero de la ruta de los volcanes (tranquilos, por la parte que ya no es espacio protegido y no hay terreno frágil que degradar), y era todo un desastre, el agua había aprovechado el sendero como cauce y había arrasado con todo, en algunas partes sólo se veían raices, en otras zonas, ni siquiera se veía por dónde iba el sendero, tan sólo unos días antes... que desastre. Al llegar a Fuencaliente pueblo, y coger la carretera hacia Los Llanos, la carretera general estaba en muchos puntos llena de picón aunque la rápida labor de los trabajadores del Cabildo ya habían apartado la mayoría para que el tráfico no se viera afectado. Una lástima no llevar la cámara de fotos para poder mostraros con imágenes, lo que he intentado expresar con palabras: la desolación de lo que vimos.
Ahora llego a cada y me encuentro en El Apurón la triste noticia de coches sepultados... si pincháis en la foto accederéis a la noticia. Como decía en el título, lo peor del incendio... está por venir.
Los elementos naturales, primero el fuego y ahora la lluvia con su escorrentía asociada, deberían hacernos pensar lo insignificantes que somos las personas...
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