Todos los triatletas parecían nerviosos, ya que además de tener una climatología adversa se unía la masiva participación. por la que todos temíamos golpes en el agua e incidentes en boxes, y ni que decir del fuerte viento reinante durante el sector ciclista en el que cualquier momento podrías sufrir una caída.
A las 16:30 con una puntualidad inglesa, un ambiente increíble y una música que ponía los pelos de punta nos colocamos los 250 espartanos a disputar esta dura pero bella prueba.
Yo me coloqué en la salida por la parte izquierda al ver que los favoritos estaban en esa zona y también porque la corriente que había cerca del hotel era muy fuerte y provocaba oleaje.
A las 16:30 con una puntualidad inglesa, un ambiente increíble y una música que ponía los pelos de punta nos colocamos los 250 espartanos a disputar esta dura pero bella prueba.
Yo me coloqué en la salida por la parte izquierda al ver que los favoritos estaban en esa zona y también porque la corriente que había cerca del hotel era muy fuerte y provocaba oleaje.
Dan la salida y tiré con toda mi alma hasta ver que me había colocado bastante bien en la primera boya, pero al pasar la segunda y volver a la orilla que quedarían en torno a 300 metros noté como las fuertes corrientes me mermaban las fuerzas, dejándome descolgada el grupo de Vicent atrás, así que me propuse perder el menor tiempo posible. Al pisar tierra corrí hasta boxes para coger lo antes posible la bicicleta y alcanzar el grupo de Aramis del Trisalitri el cual sufriría un incidente con otro compañero. Así, onseguí colocarme bien y junto a otro compañero alcanzamos a Manolo el palmero, Gorka y Hector Pino, con más gente en el grupo, se podía luchar mejor contra el viento. Aquí siempre la cara la dio Hector Pino y el resto pareciamos no tener el día, sobre todo por las pocas horas de entrenamiento que llevaban a sus espaldas (Gorka, Manolo)
Al entrar a boxes vi como Gorka hacía una transición rapidísima y junto a Hector Pino salieron los primeros. Aunque pocos metros después conseguí dar caza a Gorka y mantener el mejor ritmo de carrera que me permitían mis fuerzas, que no era del todo rápido (banqueta incluida), así en el último kilometro fui alcanzado por el gran Nestor que ha demostrado que después del Ironman todavía le quedan muchas fuerzas para competir.
By Carlos Torres
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