La Transvulcania no es sólo una carrera de montaña. Para los palmeros es una oportunidad de ilusionarse, de sentirse únicos en el mundo por unos días, los más afortunados al tener cerca a tantas estrellas y poder hacerse fotos, cruzárselos por las calles, y los más afortunados incluso están pudiendo compartir con ellos algún rodaje previo a la carrera. Esta cercanía nos permitió el año pasado, justo el día de la recogida de dorsales, alucinar con la charla que nos dieron varios de los pros.
Este año no se puede desperdiciar la oportunidad de tener a Toni Arbonés entre nosotros. Gracias al esfuerzo personal de Pedro (Mabel-Club de Escalada Piedra Viva) se procederá a la proyección de 2 reportajes únicos acompañados de una charla coloquio con este crack. Yo que tu no me lo perdería...
Aquí os pasamos una entrevista del año 2010 para que conozcáis mejor al deportista en cuestión:
www.desnivel.com - 2010
Toni Arbonès, escalador venido a ultrafondista
Toni Arbonès ha sido el vencedor de la segunda edición del Ultra Trail Serra de Montsant, una carrera de 97 km de distancia y 3.400 metros de desnivel positivo que se disputa alrededor del Parc Natural de la Serra de Montsant, en la comarca tarraconense del Priorat. En un primer momento, alguien podría tener la tentación de pensar: ‘qué casualidad, se llama igual que el escalador…’. Error.
Y es que el Toni Arbonès vencedor de la UTSM es el mismo Toni Arbonès escalador. También el mismo Toni Arbonès propietario de un camping en Siurana. A sus 43 años, mantiene su espíritu vital y apasionado, rebosando motivación por los cuatro costados. Pero a diferencia de unos años atrás, no sólo se focaliza en la escalada, sino que divide el año en dos temporadas: durante seis o siete meses escala y los otros cinco o seis meses corre… y encima todo lo hace bien. Seguramente gracias a su intenso programa de entrenamientos, con 20 horas semanales dedicadas un deporte u otro.
Conversamos con él en Cornudella de Montsant, muy cerca de su casa de Siurana, justo después de bajarse del podio de la USTM.
¿Cómo empezó esto de las carreras de montaña?
Siempre me había gustado correr. Me di cuenta en las expediciones de escalada que hacía alrededor del mundo: para sacarme la tensión de la escalada, me gustaba ir a caminar o a correr por las montañas. Así que un día, hace unos cinco años, decidí empezar a correr más a menudo. Durante los siguientes tres años, corrí en asfalto: medias maratones, carreras populares y hasta cinco maratones, con un mejor tiempo de 2 horas y 50 minutos. Incluso me puse a viajar para participar en carreras. Así fui a la maratón de Nueva York y también a Moscú, donde participé en una prueba rara que era una especie de duatlón con media maratón primero y escalada después. En esta última competición quedé tercero, a pesar de que me puse enfermo por la lluvia y el frío, y gané un surrealista premio que consistió en vodka y la admisión como miembro de la Federación Rusa durante un año, lo que me daba la posibilidad de escalar en cualquier rocódromo de ese país durante ese año… no fui nunca.
Y del asfalto, ¿se pasó a la montaña?
Exactamente. Después de la maratón de Nueva York, dejé el asfalto. Siempre estaba lesionado y además tenía que irme a entrenar a Tarragona para hacer series. Así que empecé a correr por la montaña hace un par de años. En seguida vi que se me daba muy bien. Corrí algunas carreras de 25 km e incluso una de 50 km, la Travessa Fredes-Paüls y me pareció bestial; vi que estando fuerte podía ir muy lejos y ver muchos paisajes diferentes. Pensé: ‘Esto es para mí’.
¿Cuál es tu experiencia en carreras de montaña desde entonces?
Continué haciendo el circuito de carreras de montaña Terres de l’Ebre y quedé el tercero de la general. También corrí la Carros de Foc, que para mí es una carrera con la filosofía ideal: sin dorsal, solo, saliendo cuando quieres… Además, por terreno de alta montaña y técnico, que es el que a mí me va mejor. Después, me inscribí en la CCC del Ultra Trail del Mont-Blanc, y quedé el tercero en la clasificación de Veteranos. Lo pasé muy mal durante la carrera, pero eso es lo que toca.
O sea, que esta es la segunda temporada más o menos completa de tu carrera como ultrafondista…
Sí, y este año empecé a correr un poco más tarde, en el mes de junio, porque estuve en Estados Unidos. Allí volví a escalar Free rider en libre, con la idea de hacerlo en el día, aunque finalmente estuve tres. Después, todavía me quedé un tiempo por Utah, dando vueltas en bici y escalando unas torres en el desierto junto al motociclista Carlos Checa, a quien también le gusta escalar y con el que hacemos bastantes cosas. Al regresar, y con muy poco entrenamiento, volví a la Fredes-Paüls y mejoré mi tiempo en 45 minutos. ¡Fue brutal! Un gran tiempo y con muy buenas sensaciones. En un año había mejorado muchísimo.
¿Qué otras carreras has corrido este año?
En agosto me inscribí en la TDS del Ultra Trail del Mont-Blanc, una carrera que ya es de 120 km y con 7.000 metros de desnivel positivo y que todo el mundo dice que es durísima y lo pasé fatal. Estuve dos o tres semanas en Chamonix y el problema fue que estrené unas zapatillas que me rebentaron los pies, y perdí todas las uñas… Iba entre los 25 o 28 primeros, pero tuve que terminar caminando, y parando muchas veces. Pero al cabo de una semana ya me había recuperado, y el primer día ya volvía a escalar 7b. El cuerpo se adapta a todo. Una semana más tarde, ya corría el kilómetro a 3:30. Así que me fui a correr la Cursa de l’11 de Setembre a Falset y gané. Entonces me reservé para el UTSM y no corrí nada más. Aunque la verdad es que la preparé a conciencia, y me hice el recorrido cuatro veces… era en casa y conocía muy bien el recorrido.
Tenía claro que era uno de los favoritos…
Tenía claro que ganaría… a menos que viniera alguien extraordinariamente fuerte, claro. Pero además yo quería hacer una buena marca, terminar en 10 horas. La verdad es que estuve a punto, ya que mantuve el ritmo que quería hasta el kilómetro 75. Aunque la subida a la Serra Major se me hizo muy dura. En cada carrera aprendes algo más: a comer, a hidratar, cómo entrenar… por eso estoy contento aunque no haya conseguido el tiempo que quería.
Y ahora tocará escalar. ¿Qué proyectos tienes en mente?
Ahora toca escalar. Una de las cosas que más ilusión me haría es poder ir a la Guayana, en un proyecto muy bonito en el que sustituiría a Kurt Albert. Estuve el otro día en su funeral y hablé con Stefan Glowacz, con quien estaba abriendo una vía para un proyecto de filmación muy interesante. Mi proyecto para este año, y que ya intento desde hace varios años, sigue siendo El Capitán en el día, y si pudiera conseguir también terminar la Ultra Trail del Mont-Blanc en menos de 24 horas sería una combinación perfecta. Sería estar en la élite de los dos deportes al mismo tiempo.
¿Qué vía utilizarías para subir al Capitán?
Free rider, que es la que tengo. Lo que pasa es que tengo que enganchar buen tiempo… y ahora además sucede que se ha roto una presa y la dificultad ha subido a 8a, mientras que cuando yo la hice por primera vez hace ocho años era 7c. Pero bueno, me prepararé a conciencia. Ahora vuelvo a tener mucho tiempo para escalar, una vez que mi hija ya va al colegio.
¿Cómo te entrenas en cuanto a escalada?
Me preparo haciendo escalada deportiva por aquí, casi exclusivamente en Siurana, donde vivo. Ahora me tengo que poner las pilas en un par de semanas. También me gusta bajar algún día hasta la escuela de Montsant… fue muy bonito pasar por el Grau de l’Escletxa durante la UTSM justo en la puesta de sol; me sentí en casa, como si corriendo defendiera mi territorio.
¿Otros proyectos de futuro?
Tengo un proyecto en mente al que todavía me falta darle forma, pero se trataría de hacer 5 cumbres en 5 continentes sin utilizar medios motorizados para llegar hasta allí. Subiría al Mont-Blanc, Everest, Vinson, Aconcagua y Kilimanjaro llegando en barco lo más cerca posible y empezar desde allí en bici o a pie, realizando etapas de 42 km a pie o de 180 km en bicicleta, que son las distancias de referencia de una IronMan… pero ya veremos.
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