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Recalculando el recorrido. El GPS de Josef Ajram (Barcelona, 1978) volverá a
hacer horas extras en las Islas Canarias. Su sueño de completar siete Ironman en
siete días consecutivos terminó donde acaban la mayoría de ilusiones, en el seno
de un hospital. El catalán se deshidrató en la brutal segunda etapa de La Gomera
y ahora sólo tiene sed de venganza. Habrá segunda parte.
«Lo intentaré una vez más, quizá a comienzos de 2013, si sale mal significará
que no estoy hecho para este desafío», introduce Ajram, ya recuperado del golpe
de calor que le obligó a abandonar el Red Bull 7 Islands. El barcelonés,
conocedor profundo del mundo bursátil, ejemplifica: «Es tan psicológico como la
bolsa, si te confundes con un activo una vez sólo hay una segunda oportunidad,
no debes seguir insistiendo».
JOSEF AJRAM
"No es un fracaso, si lo creyera me retiraría hoy mismo"
Ajram tiene claro que lo suyo ha sido un traspiés en unas condiciones
climatológicas extremas: «No es un fracaso, si lo creyese me retiraría hoy
mismo». El atleta de Red Bull incide en el símil con la situación global de su
país: «Lo que me ha pasado es lo mismo que a España, un bache, pero en distinto
momento. En mi caso, desde 2009 cada año ha sido algo más espectacular que el
anterior. Esto sólo me tiene que servir para tirar con fuerza hacia
adelante».
La retirada el segundo día de competición resalta la enorme dificultad de la
gesta que tenía Josef como objetivo. «Esto te humaniza, demuestra que tengo dos
brazos y dos piernas y que puede haber días malos en los que el cuerpo no me
responda. Además, quita estúpidas dudas de dopaje y cosas de éstas». Optimista y
agradecido hasta decir basta, considera que las críticas son «buenas y
necesarias», pero no las defiende cuando están escondidas en el anonimato. «Como
siempre digo, lo malo de Twitter es que hay que sacar la basura», concluye.
SE DEFIENDE DE LAS CRÍTICAS
Algunas personas critican que
sus tiempos están lejos de los que realizan otros deportistas, pero el catalán
se defiende. «Lo que yo hago no es un triatlón, ni siquiera es un Ironman, es un
desafío», responde. Ajram echa mano de un buen amigo para explicarlo: «No
conozco a ninguna persona del mundo que se cronometre escalando el Everest. Sí
conozco a Kilian Jornet, que lo hace corriendo en montaña. ¿Es peor una cosa que
otra? No, son diferentes». El catalán, además, estaría encantado de que alguien
terminase el 7 Islands. «Lo admiraría de por vida, lo finalice en 80 horas ó
120.»
En su caso, afirma que «participar en la Titan Desert una semana antes del
reto pudo ser un error», pero no quiere detenerse en excusas. «Honestamente,
creo que mi techo puede estar todavía más alto». No es presunción, sino ejemplo.
Un corazón salvaje que contagia el espíritu de superación a aquellos que se
cruzan en su camino: «Respeto y admiro a todas las personas que se proponen un
objetivo en la vida o en el deporte. El hecho de estar en la línea de salida los
convierte en héroes».
Allí volverá a estar él. El pueblo canario verá de nuevo una de las batallas
más duras que el ultrafondo pueda recordar. Ajram calculó mal el límite cuando
el sufrimiento en La Gomera tendía a infinito. La segunda convocatoria le
espera. El reloj de Josef comienza la cuenta atrás.
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